La consejera de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo, Genara Ruiz, encabezaba el pasado viernes día 14 la presentación de dos proyectos de restauración que promueve la Corporación Insular en relación a la Ermita de San Agustín de Tefía. Se trata de la restauración ya finalizada de las andas de San Agustín, llevada a cabo por María Jesús Morante, y la rehabilitación de la cubierta y los exteriores de la ermita, que comenzará en próximas fechas bajo la dirección del autor del proyecto y director de la obra, Antonio Rodríguez Molina.
Genara Ruiz se dirigió a la parroquia en este acto, en torno a medio centenar de personas, trasladándoles el compromiso que ha tenido y seguirá teniendo el Cabildo “por devolver a su estado original el conjunto del patrimonio cultural y artístico que pervive en Fuerteventura asociado a las ermitas e iglesias”. La consejera destacó la importancia que ha tenido la iniciativa vecinal en la impulsión de esta y otras restauraciones en la Ermita de San Agustín de Tefía como ha sido la recuperación del Cuadro de Ánimas.
“Queremos agradecer a la Asociación de Vecinos Facay su nivel de compromiso con todos los asuntos que rodean a la comunidad de Tefía, pues es en esa implicación está el factor necesario para que todo este patrimonio cultural pueda mantenerse intacto para las futuras generaciones. El Cabildo puede promover, como está haciendo hasta ahora, infinidad de acciones de rehabilitación de patrimonio histórico, pero este es un esfuerzo que no serviría de nada si no existiera el compromiso de los vecinos, que se responsabilizan de velar por todas estas obras y evitar su deterioro”.
María Jesús Morante explicó a continuación el proceso de restauración llevado a cabo durante los dos últimos meses sobre las andas de procesión de la imagen de San Agustín, patrono de la Ermita de Tefía, una obra artística de gran valor, de estilo neoclásico realizada entre 1792 y 1800. Según recogen Francisco y Alejandro Cerdeña en el anuario del Archivo Histórico Insular (“La Ermita de San Agustín de Tefía. Fuerteventura. 1999”), la obra tuvo un coste inicial de 450 reales la hechura, y 300 reales la pintura y los colores de oro. Sin embargo, no existen restos de cromado en oro en esta obra, tal y como se ha comprobado en el proceso de restauración, por lo que se supone que nunca llegó a cumplirse esa intención.
La rehabilitación de esta obra era necesaria debido a un estado de conservación muy preocupante, producido por un severo ataque de xilófagos que debilitó toda la madera y especialmente la base de las andas, hasta el punto de hacer imposible que la estructura soportase el peso del santo, así como una serie de faltantes de madera en varias zonas de la obra que necesitaban de una intervención minuciosa.
“La obra llegaba a nuestras manos cubierta de una pintura demasiado gruesa que era necesario sustituir, pero el primer paso en este trabajo era la eliminación de los insectos de la madera”, explicaba la restauradora. Finalizado este paso y con la retirada de la pintura, aparecían el resto de desperfectos que había que corregir en la estructura de madera. El maestro artesano José Melián elaboró las piezas que era necesario sustituir, destacando entre todas ellas las que componían la base, completamente derruida, utilizando para ello tablas de madera africana.
Tras el tratamiento de la madera y recuperación o sustitución de la madera dañada, los trabajos se centraron en dotar a las andas de un colorido apropiado. La restauradora optó por un tono azul nacarado mediante la aplicación de pigmentos al barniz, y la aplicación final de una resina de barniz para su protección en el futuro. “Tras la retirada de la pintura gruesa aparecieron los pigmentos originales, color verde oscuro que cambia a rojo oscuro en ciertas partes, y que estaba muy deteriorado. Se ha tratado de respetar este tratamiento original, y no se ha retirado en ningún momento en las zonas en que mejor se conservaba, tratando de devolver a la madera ese aspecto marmolado que le imprimió a la obra el autor original”, explicó Morante.